Régimen de bienes: Lo bueno y lo malo de cada opción

El matrimonio es una institución legal que implica tomar decisiones importantes, incluyendo el régimen de bienes. En el pasado, la mayoría de las parejas optaban por los bienes mancomunados, donde todo se compartía al 50%. Sin embargo, con la evolución de la sociedad, muchas parejas ahora eligen el régimen de bienes separados. ¿Cuáles son las razones detrás de esta elección? A continuación, te presentamos lo bueno y lo malo de ambos regímenes.

Régimen de bienes: Lo bueno y lo malo de cada opción

Bienes Separados:

• Cada cónyuge conserva la propiedad y administración de sus propios bienes, lo que implica que cada uno es responsable de sus propias deudas.

• Esta opción no significa separación total, ya que ambos pueden generar su propio patrimonio y compartirlo si así lo desean.

• Tú serás el dueño exclusivo de los bienes que adquieras, lo cual puede brindarte seguridad.

• En caso de problemas financieros o deudas de tu pareja, no estarás legalmente involucrado/a en esos asuntos.

• Tras el fallecimiento de uno de los cónyuges, los bienes pueden heredarse según lo estipulado en los testamentos.

• Si recibes una herencia o cualquier otro tipo de fortuna, no estás obligado/a a compartir el 50% con tu pareja, ya que las herencias son para el heredero designado.

Bienes Mancomunados:

• Implica un acuerdo llamado sociedad conyugal, donde ambos cónyuges comparten la propiedad de los bienes y, en caso de divorcio, los activos se dividen equitativamente.

• Si solicitas un crédito hipotecario durante el matrimonio, tu cónyuge también será responsable del mismo.

• En caso de fallecimiento de uno de los cónyuges, los bienes del fallecido pasarán a manos del cónyuge sobreviviente.

• Los bienes mancomunados pueden facilitar la obtención de financiamiento conjunto, como en el caso de créditos hipotecarios, lo que permite acceder a un mayor nivel de financiamiento.

Es importante tener en cuenta las implicaciones legales y financieras de cada régimen antes de tomar una decisión. Consultar con un experto en derecho familiar te brindará la información necesaria para elegir el régimen que mejor se ajuste a tus circunstancias. Recuerda que no hay una opción universalmente correcta, sino la que sea más adecuada para ti y tu pareja.